Después de 200 años, seguimos pensando que para crear un país libre y soberano se requiere, simplemente de decretar leyes. Poco sirvieron los 300 años de Virreynato de la Nueva España, pues seguimos decretando leyes que a nadie interesan y nadie cumple, especialmente, los gobiernos, y tampoco los ciudadanos somos demasiado respetuosos de seguir tales leyes. Nuestro sistema educativo nacional está en crisis porque las nuevas exigencias exceden al diseño actual. Somos el último lugar en los resultados de las evaluaciones realizadas en los países miembros de la OCDE, a pesar de seguir, desde la década de 1980, los lineamientos de los organismos que han prestado dinero al país:
El creciente aumento presupuestal destinado a la educación pública y el paradójico último lugar que ocupa México en la evaluación en matemáticas, ciencias, comprensión lectora y español, son resultado de las notables fallas en la formación de profesores, de los programas de estudio y la escasa infraestructura para atender a millones de jóvenes. José Trinidad Padilla, presidente de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados refirió en entrevista que nadie sabe cómo afrontar la crisis educativa a escala nacional, mucho menos las autoridades del sector. Esa es la pregunta de los 64 mil pesos: ¿por qué esa inversión no se refleja en la serie de resultados que nosotros esperaríamos? Por lo menos querríamos no estar entre los últimos lugares de la evaluación en matemáticas, ciencia, compresión lectora y cuestiones así. Quiere decir que algo anda mal.
A pesar de tener las mencionadas certezas, de que muchas cosas no funcionan bien, el poder legislativo federal sigue creando cada día, más y más regulaciones. Ni siquiera se ha podido ratificar que las escuelas mexicanas fomenten la dieta saludable, se elimine la comida chatarra y se fomente el ejercicio físico, cuando ya se está exigiendo otras cosas, como imponer un segundo idioma:
La Comisión de Educación Pública y Servicios Educativos de la Cámara de Diputados aprobó con modificaciones la minuta con proyecto de decreto que envió el Senado, donde se contempla la urgencia de enseñar a 17 millones y medio de alumnos un segundo idioma, propiciar la cultura de la prevención del delito, hacer obligatoria la educación sexual y reproductiva, así como inculcar el rechazo a todo tipo de adicciones, estereotipos sexuales y homofobia. La comisión consideró indispensable regular, coordinar y operar un padrón nacional de alumnos, docentes, instituciones y centros escolares, mediante un registro nacional y un sistema de información educativa.
Si bien todos estos aspectos son deseables, como tener escuelas saludables y seguras, que ofrezcan amplias oportunidades de aprendizaje, ser centros de convivencia ciudadana, etc. En realidad, estas ideas no son asumidas ni por los docentes ni las autoridades educativas ni las familias. Despúes de 200 años, seguimos la vieja fórmula virreynal: "Acátese pero no se cumpla". Seguimos confundiendo el puesto de autoridad (sea el titular del poder ejecutivo o dueño de una empresa, el jefe de una fábrica) con la capacidad de hacer sentido y significado.
¿Y tú en que tipo de país deseas vivir?
2 comentarios:
Diría que me gustaría vivir en un país como Finlandia o Austria o Dinamarca, Suiza... lo pienso por el nivel educativo, la calidad de vida, los parques, la cultura, la literatura, hasta el color del cielo; sin embargo al pensar en esta última parte México es exquisito, no podemos enviar a nuestros políticos a ninguna parte, ni esperar que un cambio surja si uno vive en un país de telenovelas y futbol...
Me gustaría vivir en este país un poco más hacia la montaña, hacia la filosofía y los modos culturales de gente pobre pero libre. Fuera de "Avatar" y salas de cine pero con una conciencia de que todos estamos tejidos con el mismo hilo que la Madre Tierra, y que tenemos que iniciar volviendo a ella. Antes al temblor que todo el mundo avecina.
Estimada pensadora del aura:
Estoy de acuerdo con tu opinión. Con frecuencia en nuestro país nos da por soñar despiertos imaginando que hay otros lugares en los que nos gustaría vivir, especialmente, en los países nórdicos. Olvidamos que su cultura tiene algunos miles de años. En un país tan reciente, 200 años no son nada pensando en el tiempo histórico, simplemente no hemos declarado que nos gustaría vivir en un mundo más democrático, más lector y más sabio.
Me gustaría vivir en un mundo en donde las escuelas son un lugar rodeado de arte, de libros y de ideas imaginativas. Quizá un principio creador sea decir las palabras para que comiencen a cobrar vida.
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