Alonso Lujambio, consideró que para honrar la conmemoración por el Bicentenario y Centenario de la Independencia y la Revolución, el México actual debe enfrentar “el gran desafío histórico” que es elevar la calidad de la educación, por lo que convocó a maestros, alumnos, trabajadores, padres de familia y sociedad en general a unir fuerzas para responder a los retos sociales que la realidad plantea.
Desgraciadamente para él y sus amigos no parece que quedará mucho en la memoria de las generaciones futuras, el sistema sigue moviendose por inercia, sin la existencia de grandes ideas que inciten a los estudiantes, a sus familias, o a los docentes a fortalecer la educación pública:
La mayoría de la población evalúa poco favorablemente la calidad de la enseñanza en las escuelas del país. El gobierno no sale muy bien calificado en sus esfuerzos por mejorar el nivel en este ramo, pero las notas reprobatorias las ganan con creces el sindicato magisterial y su dirigente, Elba Esther Gordillo, según se observa en la reciente encuesta telefónica nacional BGC-Excélsior. Un tercio de la población califica como buena o muy buena la educación que se imparte en las escuelas públicas. Un porcentaje ligeramente más alto, 36%, la considera mala o muy mala, en tanto 31% le pone una nota regular. Comparado con otros sexenios, en la actual administración los mexicanos se han vuelto más críticos con la enseñanza recibida por los niños y jóvenes en los planteles escolares. El principal problema que se observa en la educación es la falta de preparación de los profesores. Cada vez menos personas creen que el gobierno federal está haciendo mucho para generar oportunidades de educación (pasa de 42% en abril a 32%) y, en cambio, ahora 42% dice que realiza poco. El titular de Educación Pública, Alonso Lujambio, como secretario del ramo ha sido poco lucidor. Sólo un tercio cree que está manejando bien o muy bien los asuntos educativos. Sus antecesores inmediatos dejaron mejor impresión.
Mientras todo se planee en función de la siguiente elección de puestos populares, las cosas seguirán igual.
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