No se afianza la democracia en México. La corrupción sigue su galope como en el Virreynato de la Nueva España. El asunto consiste en que son los mexicanos y solamente los mexicanos quienes continuan con tan pertinaz costumbre. Ya no se puede culpar a tal o cual imperio. Este mal se vincula tristemente con la impartición y la búsqueda de justicia:
La Secretaría de Educación Pública (SEP) presentó en años recientes 626 denuncias penales ante la Procuraduría General de la República (PGR) por los delitos de falsificación, uso de documento falso y usurpación de profesión, luego de que detectó cédulas apócrifas o recibió informes sobre su uso, principalmente en casos de abogacía y medicina, según datos recabados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). El uso de cédulas profesionales falsas en juzgados del país es un método recurrente en pasantes de la carrera de derecho que litigan sin haberse titulado. Por ello, de las 626 cédulas falsas detectadas por la SEP, 333 fueron utilizadas por personas que se ostentaban con licenciatura en derecho, muchos pasantes de esa carrera, conocidos como coyotes, rondan los juzgados para ofrecer sus servicios a bajo costo.
El norte del país se ha convertido en un gran cementerio, a pesar de ello, nunca falta alguien que ve la oportunidad de ganar dinero ilícito con la pena de las familias mexicanas:
Llegó al municipio de San Fernando, Tamaulipas, con la esperanza de hallar a su padre, desaparecido desde hace más de un año, y se encontró con que los policías de esa entidad le exigieron 3 mil pesos para permitirle ver los cadáveres exhumados de las narcofosas de ese municipio. B. E., nombre ficticio por cuestiones de seguridad, cuenta que los policías le ofrecieron una alternativa: si no tiene el efectivo, tal vez se puede identificar a las víctimas mediante análisis de ADN de los dientes o el cabello, o por la ropa que vestían, pero eso tarda mucho tiempo, nadie sabe cuánto... Si no se tiene el dinero el proceso se convierte en un viacrucis, se cierran los canales de información y atención al público, y las personas que buscan a sus familiares son enviadas a la Procuraduría General de la República, en la ciudad de México, para que les digan dónde tienen los cuerpos.
Y cuando desperté, la corrupción seguía allí....
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