Estudiantes del IPN ganan un premio en un concurso internacional de robótica:
Por tercer año consecutivo, estudiantes de la Unidad Profesional Interdisciplinaria en Ingeniería y Tecnologías Avanzadas (UPIITA) del Instituto Politécnico Nacional (IPN) obtuvieron una medalla de oro, tres de plata y tres de bronce en el Concurso Internacional Robogames 2009, realizado en San Francisco, California. Durante el concurso, donde compitieron unos 500 jóvenes de instituciones educativas de diversos países, los politécnicos emplearon, para la fabricación de sus robots, piezas reciclables, como motores de videocaseteras, videocámaras y cámaras fotográficas, entre otras, informó el IPN.
Cuando alguien dijo que viajaríamos por los aires, nuestros abuelos reían de la ocurrencia. Cuando alguien se preocupó por la cantidad de automóviles en las ciudades, nuestros padres sonreían, eso no pasará, decían al subir a su vehículo. Hoy nos reímos e indignamos si alguien dice: pronto los robots sustituirán a los profesores para la enseñanza de los niños. Pero, son los niños de hoy quienes están contruyendo robots:
Tienen seis, ocho, nueve, once o doce años y ya son capaces de sacar las piezas de un robot que viene en una cajita, armarlo, programarlo a través de un programa de computo para darle vida y cumplir con ciertas misiones. A través de su computadora logran que sus robots caminen, carguen cajas de un lado a otro, levanten los brazos o recorran distancias dentro de las maquetas de prueba. Las canchas de basquetbol del Tecnológico de Monterrey, campus Ciudad de México, fueron escenario para que más de 300 niños de seis a 12 años pusieran en práctica sus conocimientos en robótica. Por varias horas, clavaron los dos ojos en el monitor de sus computadoras para programar sus robots. Se acordonó la zona para dejarlos trabajar a gusto, en las maquetas de trabajo sólo estuvieron los niños, un asesor y sus robots; alrededor de ellos, sus papás les tomaban fotografías sin dar crédito, pues sus hijos juegan a crear. Las playeras de los niños dicen una leyenda que deja claro todo: “Yo hago robots” y sí lo demuestran. Por muy pequeños que se vean, son capaces de darle forma a un montón de piezas de plástico que en un principio parecían sólo un rompecabezas, para después darles vida electrónica.
Y en la vida cotidiana, poco a poco, sin pedir aumento de suelo y que se les trate mejor, llegan a nuestros hogares:
El Autómata Intuitivo (AI), hecho por Cory D Kidd de la universidad MIT en Boston, cuenta con una pantalla táctil, una cámara y un software que controla la interacción con el humano. Para desarrollarlo, Kidd explica que realizó un estudio a 45 personas con edades entre los 18 y los 75 años, dividido en grupos de 15. Durante seis semanas a cada una de las personas del primer grupo les dejó un prototipo de AI, a los pacientes del segundo grupo una computadora con el mismo software y pantalla táctil que el robot y a los últimos 15 les dio unas hojas de control de peso comúnmente utilizadas en programas de seguimiento contra la obesidad.
Al cabo de 5 semanas, el doctor empezó a notar que había diferencia entre los tres grupos de pacientes. “Quienes tenían la hoja de control habían abandonado sus esfuerzos por adelgazar, los que tenían el computador estaban luchando por mantenerse en el programa, mientras que los que tenían un AI me preguntaron si podían quedarse con el robot unas semanas más”. En promedio habían perdido medio kilo a la semana.
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