La crisis financiera y la epidemia del virus AH1N1 pone de relieve la dependencia, del territorio sálvesequienpueda, del conocimiento creado por las empresas y países desarrollados. Los esfuerzos realizados todavía no son suficientes, a pesar de que se ha mejorado el número de programas de posgrado:
La directora del Programa de Posgrados del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Dolores Manjarrez, señaló que cifras de diciembre de 2008 muestran que el país cuenta con mil 69 posgrados con registro de calidad, 40 por ciento de los cuales son de nivel doctorado y el resto de maestría. La cifra representa un avance de entre 40 o 50 por ciento respecto de diciembre de 2007. En entrevista, mencionó que ello implica cumplir con estándares muy rigurosos de carácter internacional, entre los cuales está contar con una planta docente consolidada, sobre todo de doctores, y con membresía en el Sistema Nacional de Investigadores. Además, tener convenios con otras instituciones nacionales y del extranjero; tener trabajos en redes, publicaciones, acciones de tutoría, programas actualizados con temáticas de vanguardia, líneas de investigación en diversos temas y contar con una matrícula permanente, consistente y de varios años. También tener una eficiencia terminal alta, del orden de 70 u 80 por ciento, y en los tiempos que se tienen establecidos; mantener revisiones de sus programas de estudio cada cuatro años; contar con infraestructura suficiente, laboratorios, equipamiento y todos los servicios necesarios.
También se han establecido nuevas reglas para permitir la movilidad estudiantil en la educación superior tecnológica:
La Subsecretaría de Educación Superior dio los primeros pasos para la construcción del Espacio Común de la Educación Superior Tecnológica, integrado por 339 instituciones que desde ahora mantendrán una cooperación estratégica para la movilidad de estudiantes y profesores entre escuelas, programas y modalidades, con la capacidad de beneficiar a más de 600 mil alumnos mediante una oferta conjunta de 118 carreras y 72 posgrados. En la presentación de esta iniciativa el subsecretario de Educación Superior, Rodolfo Tuirán, aseguró que a más tardar el próximo año, "todos los programas educativos" de este subsistema "se habrán estructurado con base en el desarrollo de competencias profesionales y avanzado hacia el establecimiento de sistemas comparables de créditos y equivalencia de estudios. Ambos contribuirán a remover las barreras que impiden la libre movilidad".
Pero algunos de los más graves problemas se encuentran dentro de la propia comunidad de científicos. La raquítica inversión en el ramo, el interés por conseguir los estímulos del SNI (más que de crear frontera científica), la falta de colaboración entre instituciones, la competencia por conseguir los magros apoyos financieros, son elementos que impiden la creación de una masa crítica de investigadores. En realidad, el avance científico del país es la suma de los esfuerzos individuales de los investigadores:
Ante los rezagos que enfrentamos como nación se hace necesario "alimentar una mentalidad autocrítica" y unificada de la comunidad científica e investigadora para apoyar el desarrollo de políticas públicas, "debido a que se ha quebrado la fuerza institucional para ver hacia delante", consideró el historiador Enrique Florescano. Al participar en el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, advirtió que "lo que tenemos como programas de investigación en facultades e institutos en realidad es la suma de propuestas personales, no una verdadera política de investigación para formar profesores y atender problemas" sociales y económicos, entre otros.
El poco interés de divulgar la ciencia ocurre en dos niveles; en los científicos que consideren vulgar el asunto, y en los medios que saben que a corto y mediano plazo (se requiere de tiempo para crear un público amplio en el tema) la divulgación de la ciencia no ayuda al negocio:
La divulgación de la ciencia es vital para cambiar la percepción en la sociedad sobre su utilidad, así como para que los órganos de gobierno tomen decisiones importantes de manera fundamentada, señaló Francisco Bolívar Zapata, Premio Príncipe de Asturias en el área de Ciencia y Tecnología. El investigador emérito del Instituto de Biotecnología de la UNAM apuntó que se necesita un esfuerzo importante, con el fin de desarrollar una cultura científica entre la población a fin de que conozca “los maravillosos conocimientos que se generan y los problemas que pueden ayudar a resolver”. El científico refirió que esta poca cultura en el país se debe a que la sociedad mexicana desconoce el impacto que puede tener, perspectiva que debe modificarse en la búsqueda de una demanda ciudadana que exija a las autoridades una mayor inversión en el sector. “Debemos cambiar esta percepción y demostrar que la clase científica nacional tiene grandes capacidades y que puede repercutir en la solución de grandes problemas”.
Mientras tanto, poco a poco, sin mucha atención, los robots se apropian de habilidades y capacidades que pensamos son exclusivas de los seres humanos. En un par de décadas, millones de personas quedarán sin los empleos de bajo nivel intelectual, pues serán reemplazados por robots que no necesitan gastar energía en pensar:
Okonomiyaki Robot es un androide que puede preparar okonomiyakis, un tipo de hot cake japonés. La máquina, desarrollada por Toyo Riki, es capaz de revolver los ingredientes en un tazón, darle la vuelta a la tortilla y hasta preguntar qué tipo de salsa prefiere el comensal. Fue presentado en la Expo de Mecanismos y Tecnología en Alimentos, en Tokio.
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