La terrible muerte de ya 45 niños y niñas en Sonora han provocado coléricas reacciones en la sociedad en general. Por el momento, como es noticia muy reciente se escuchan clamores (¿Por qué no se escucharon antes?) para mejorar las condiciones de los "corralitos infantiles". Se pueden escuchar muchos discursos sobre el tema. En el siglo XXI la tecnología es una excelente herramienta para mejorar la calidad educativa, pero ese no es el problema:
Para evitar que tragedias como la de Hermosillo se repitan, estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN) desarrollaron un sistema para garantizar la seguridad en guarderías. El sistema opera mediante sensores especiales que detectan la presencia de humo y fuego en un tiempo de dos a tres segundos, y cuando se presenta algún incidente, realiza automáticamente una llamada telefónica de alerta a los servicios de emergencia y protección civil. Alma Janeth Caro Gómez, Gabriel Itzanimá Estrada Garibay y Mario Guadalupe Sánchez Silva, de la Escuela Superior de Cómputo (Escom), señalaron que en caso de presentarse alguna eventualidad, el sistema envía un mensaje al celular del personal de las guarderías y padres de familia, para que se actúe de forma inmediata. El sistema opera mediante internet e incluye cámaras de video colocadas en todas las instalaciones, de modo que el inmueble sea monitoreado en tiempo real a través de una computadora personal o por teléfonos celulares que cuenten con el sistema de internet. “Los padres de familia pueden apreciar a sus hijos en el interior de las guarderías y vigilar en tiempo real el estado que guardan las instalaciones”. Para instalar el sistema no es necesario contar con una computadora personal, toda vez que el sistema se conecta a un servidor de internet mediante un módem y una plataforma especial denominada tini, la cual establece comunicación con los sensores.
El problema radica en que los gobiernos no desean invertir (porque es un gasto inútil), ni tampoco los ciudadanos que desean hacer negocio (porque importa más la avaricia y la ambición):
En el Distrito Federal aproximadamente dos mil 400 niños menores de seis años reciben educación preescolar en camellones, glorietas, parques públicos, talleres mecánicos, atrios de iglesia o en casas-habitación, donde se encuentran algunos de los 231 Centros Comunitarios de Desarrollo Infantil que son reconocidos, regulados y supervisados por la SEP.
Otros nueve mil 600 niños estudian “en condiciones no suficientes, pero con algunas condiciones de seguridad e higiene tolerables en los Centros Comunitarios”, refiere un documento elaborado por la Dirección de Incorporación y Revalidación de la Secretaría de Educación Pública.
Dichos centros, en los que se atiende a un universo total de 12 mil niños, fueron habilitados a partir de 2005 bajo el registro del Acuerdo 358 publicado el 3 de junio de 2005 en el Diario Oficial de la Federación.
De las 35 mil aulas-escuela a donde asisten los niños de zonas de mayor marginación en México, 6 mil aún carecen de materiales sólidos de construcción, por lo que se trata de espacios acondicionados con palos de madera e incluso, son palapas que funcionan como centros educativos. El 70 por ciento de dichos espacios se encuentran incomunicados vías de fácil acceso y carecen de luz eléctrica, mientras que 60 por ciento, unas 21 mil, funcionan con letrinas, apuntó el coordinador Nacional de Infraestructura del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), Rogelio Martínez.
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