El territorio mexicano está azotado por la delicuencia y la paranoia de los ciudadanos que no entienden la situación. El miedo se apodera de los pensamientos y crea una sociedad temerosa hasta de su propia sombra. El asunto es reflejo del olvido de la sociedad por crear mejores condiciones para los mexicanos, con mejores salarios, mejores gobernantes, mejor educación. Con el pretexto de tener que pagar a los bancos internacionales desde la década de 1980 se ha dejado al libre comercio las oportunidades de crear bienestar. El resultado ha sido bastante malo. Existe un gran rezago educativo:
Mientras en 1990 de cada 100 estudiantes que años antes habían ingresado a la primaria, 93 la terminaron, 64 concluyeron la secundaria, 34 el bachillerato y 14 la licenciatura. En 2010, por cada 100 jóvenes que se habían colocado en la primaria en años previos, 97 la terminaron, 81 se graduaron de secundaria, 49 finalizaron la educación media superior y 21 concluyeron la carrera.
Hoy, 40 de cada 100 mexicanos mayores de 15 años de edad tienen algún rezago educativo. Existen 5.3 millones de mexicanos que no saben leer ni escribir; 10 millones no tienen estudios de primaria y 16 millones no han cursado estudios de secundaria, y destacó el caso de Sonora, donde hay 56 mil ciudadanos analfabetos, 210 mil mayores de 15 años sin primaria, y 345 mil sin secundaria. Son 613 mil sonorenses en rezago educativo: esto representa un índice de 32 por ciento, es decir, 32 de cada 100 personas tienen rezago educativo.
Esto significa que han faltado instalaciones educativas por décadas. La sociedad mexicana ha preferido tener a muchos jóvenes sin acceso a la educación y sin acceso a trabajos con salarios dignos. Hemos preferido que se reunan en la esquina sin que posean un futuro optimista, una utopía, un mundo futuro mejor. Veamos un ejemplo, en donde ciudadanos del estado de México junto con sus legisladores evitan que se construya una preparatoria. Los motivos pueden ser muchos, que es una zona exclusiva, que se incrementa el tráfico, bla,bla,bla. El problema es que estos ciudadanos y legisladores dan dos opciones a sus jóvenes: 1) seguir estudiando en la ciudad de México viajando al menos un par de horas todos los días; 2) que se reunan en las esquinas sin seguir estudiando ni tener trabajo digno:
El diputado local priísta Enrique Jacob Rocha y un grupo de vecinos exigieron a las autoridades municipales construir en otro lado una preparatoria de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), porque los predios de la sexta sección de Lomas Verdes donde se proyectaba fueron declarados áreas verdes. Desde finales de 2010 el ayuntamiento planeó invertir más de 60 millones de pesos para desarrollar la obra en 14 hectáreas, pero la semana pasada la pospuso y los inconformes demandaron que no se reanude el proyecto porque también afectaría el tránsito.
Podemos creer que el enemigo es el narcotráfico, el crimen organizado. Pero el verdadero enemigo son nuestras creencias como sociedad mexicana: que no tenemos que crear una mejor educación, que la educación no hace una diferencia para mejorar nuestra vida, que no podemos dar mejores salarios (gobiernos, empresas, sociedad civil), que no podemos dar prestaciones aunque estén legisladas, que los jóvenes son un bono futuro pero no hacemos nada en su presente, que los problemas son del gobierno o del vecino pero no son míos. Los viejos pensamos que seguiremos teniendo un trabajo estable, que no envejeceremos, que este presente es el mejor posible y que permanecerá por los siglos de los siglos
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