Uno de los estandartes del actual gobierno federal fue erradicar la violencia y el uso de drogas en las escuelas del país, incluso, si significara violar los derechos humanos de los estudiantes. Sin embargo, no se han alcanzado los resultados esperados:
En el discurso, el gobierno federal volcó parte de sus esfuerzos contra el narcotráfico desde Escuela Segura, pero 20 meses después de su arranque “la estrategia se dispersó”, reconoce Facundo Rosas, encargado de Limpiemos México, desde la Secretaría de Seguridad Pública. No obstante, “estamos afinando los detalles para que no quede en el olvido”, se consuela Rosas. En realidad, cada funcionario habla de Escuela Segura a partir de lo que entiende o lo que quiere de esta estrategia. Para José Aguirre, su coordinador nacional, este programa es “una apuesta hacia la axiología”, lo que traducido no es más que dejar la prevención a la violencia y las drogas bajo el cobijo de “los valores”. El funcionario incluso descalificó Mochila Segura, una de las estrategias que acompañan Limpiemos México. “Está demostrado que no sirve para nada, porque si un alumno va a esconder drogas o armas, no lo va a hacer en ésta”.
Escuela Segura es todavía obra negra. Hace dos años, prometieron expulsar la droga y la violencia de las aulas. Pero hasta ahora, no hay nada que lo demuestre. Ni siquiera una evaluación, admite José Aguirre, coordinador nacional de este programa. “El programa sigue en construcción”, dice el funcionario sin percatarse de que ya transcurrió una tercera parte del sexenio y no hay resultados concretos del programa federal. Escuela Segura es una de las apuestas más importantes del gobierno federal contra el consumo de drogas y la violencia entre los adolescentes.
La situación real es más complicada:
El riesgo de dar clases en una zona donde han detectado actividad del narcotráfico no impide que instructores del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) cumplan con su labor. En la región conocida como el Triángulo Dorado, que comprende Chihuahua, Durango y Sinaloa, hay alrededor de mil 200 maestros de este sistema educativo que a diario exponen su vida para educar a niños que viven en áreas donde se cultiva mariguana. Arturo Sáenz Ferral, director general del Conafe, explicó que en esta zona dejan entrar a los instructores, siempre y cuando no interfieran en las actividades de la comunidad, por lo que tener acceso a esta zona pone en riesgo su vida. “Para nadie es un secreto que sólo los instructores del Conafe son los que logran entrar a las comunidades donde se da el fenómeno de la siembra de mariguana”, señaló el funcionario público.
Cuatro estudiantes de entre 18 y 19 años de edad fueron asesinados por un comando que intentó levantar al baterista del grupo musical Atardecer, Jesús Roberto Villa, quien también murió durante la balacera con los delincuentes. El integrante de esa agrupación musical viajaba en una camioneta junto con los cuatro jóvenes (tres mujeres y un hombre), cerca del Colegio de Bachilleres en el municipio de El Oro cuando el vehículo fue interceptado.
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