Si la historia humana ha demostrado algo, es que el ser humano es una especie muy flexible, adaptativa y tenaz. En unos pocos millones de años ha pasado a poblar y modificar el planeta entero. Sin embargo, en el territorio mexicano, es sistema educativo ha sido diseñado para un sólo tipo de persona; sin discapacidades motoras, ni necesidades especiales para poder asistir a los centros educativos. Por ello, no existen condiciones ni instalaciones para cumplir con el artículo tercero constitucional y con los derechos humanos:
Las personas con discapacidades que cursan estudios universitarios en México aún enfrentan todo tipo de barreras para integrarse adecuadamente al sistema escolarizado. Entre las trabas están la ausencia de dispositivos y equipo especial, carencia de materiales y herramientas que les faciliten el proceso de aprendizaje y falta de acompañamiento especializado, reconoció Rodolfo Tuirán Gutiérrez, subsecretario de Educación Superior. Afirma que 41 mil personas con alguna discapacidad auditiva, visual o motora acuden a instituciones de educación superior. Señaló que “miles más no tienen acceso a la formación universitaria, lo que les impone obstáculos de movilidad social y laboral”. Por ello, informó que la Secretaría de Educación Pública (SEP) realiza una investigación “a gran escala, con una muestra de miles de personas, que incluye datos cualitativos para saber cómo piensan y cómo viven su experiencia para enfrentar sus limitaciones en espacios institucionales”, proyecto que, aseguró, concluirá en ocho meses.
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