Desde hace 200 años y repetido hace 100 años, el discurso político de los gobiernos del territorio mexicano ha sido apoyar a la investigación científica... sin mucho éxito. Seguimos importando conocimiento y tecnología. A pesar de saber con certeza que la conquista española fue producto de la tecnología del acero y la pólvora que derrotó a la tecnología de piedra de los imperios mesoamericanos. Para desgracia, el discurso de evapora cuando hay problemas financieros... de los cuales el territorio mexicano no ha dejado de caer desde 1821. Después de 200 años seguimos en las mismas: No hay dinero ergo no hay financiamiento en investigación y desarrollo de la ciencia. A este paso se necesitarán 1000 años para comenzar a invertir en serio en esta área:
Una política científica de Estado no tiene por qué estar supeditada a que la economía del país vaya bien; por el contrario, una política científica puede apoyar e impulsar la economía y puede ayudar a resolver muchos de los problemas que sufre a diario cualquier sociedad. Estamos rodeados de conocimiento científico y tecnológico, basta con mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de ello. Con la ayuda de la ciencia y la tecnología pueden resolverse muchas carencias y problemas de las sociedades actuales; en particular de la nuestra. La generación de energía eléctrica a partir de molinos que se valen de la fuerza de los vientos en zonas con terrenos planos y en los que existen condiciones de vientos constante, tal como ocurre en las zonas costeras de Holanda, es una idea que se ha manejado como una posibilidad para zonas del sur del país, el Istmo de Tehuantepec específicamente. El desarrollo de nuevas técnicas de cultivo y nuevas variedades de plantas comestibles para el ser humano se lleva a cabo como una política alimentaria prioritaria en países como China; México es un país en el que es crucial y urgente aplicar políticas alimentarias congruentes, dados los enormes recursos naturales que se tienen.
No sólo falta dinero, también es necesario cambiar la práctica docente, la formación de científicos, crear condiciones laborales para el desarrollo de la ciencia y tecnología:
Al participar en la Semana de la Ciencia y la Innovación 2009 con su ponencia “Universidades de clase mundial: mitos y realidades”, el exrector de la UNAM De la Fuente habló sobre el futuro de las escuelas de educación superior, sus retos y debilidades. Enfatizó que se requiere en el país generar una economía sustentada en el conocimiento y un modelo económico que tenga su base en el capital humano para desarrollar un sistema nacional de innovación que lleve a la sustentabilidad. “Para eso tenemos que cambiar el modelo de las universidades.” Al ofrecer la visión de lo que debe ser la Universidad de Clase Mundial, señaló que es una institución de educación superior mundialmente competitiva con base en la generación y transmisión de conocimientos avanzados, con egresados que puedan insertarse exitosamente en cualquier mercado laboral del mundo, sean académicos, investigadores o empresarios. De la Fuente agregó que estas escuelas cuentan con profesores de alto nivel académico e intelectual, infraestructura moderna, buenas instalaciones, estudiantes sobresalientes, buen financiamiento público y privado.
El secretario de Educación del Distrito Federal, Mario Carrillo Huerta, lamentó que en México no se desarrollen profesionales de alto nivel académico, por la falta de apoyo a la educación y la poca generación de oportunidades de empleo y añadió que no hay una política por parte del gobierno federal para impulsar la ciencia en el país.
Señaló que a nivel de doctorado, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) actualmente otorga en México alrededor de 28 mil becas a estudiantes en los programas de maestría y doctorado, de los cuales sólo dos mil al año logran titularse con el grado de doctores, lo cual, añadió, es un número bajísimo para un país que tiene 110 millones de habitantes.
En la ciudad de México este instituto dispone alrededor de dos mil 500 becas para realizar un posgrado en el extranjero, de los cuales mil 500 estudiantes se encuentran en el Reino Unido, y de ellos unos 700 aseguran que no regresarán a México porque no se tienen oportunidades de desarrollo profesional.
Actualmente, son las universidades públicas quienes tienen mayor capacidad de investigación, sin embargo, sufren desde la década de 1980 recortes presupuestales que las obligan simplemente a sobrevivir, no a crecer y generar investigación. La universidades privadas no parecen estar interesadas en la investigación:
Las universidades públicas aportan al país mayor capacidad de investigación que las privadas, según el estudio Desempeño de universidades mexicanas en investigación, elaborado por la Dirección General de Evaluación Institucional (DGEI) de la UNAM. El reporte, en el cual se compara el desempeño cualitativo de ocho universidades federales, 15 privadas y 35 estatales, muestra que la UNAM ocupa la primera posición, seguida por la Universidad Autónoma Metropolitana, el Instituto Politécnico Nacional e instituciones estatales, como las universidades de Guadalajara, la Benemérita Autónoma de Puebla y la Autónoma de Nuevo León. Las escuelas particulares, con excepción del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), presentan indicadores muy bajos. Al analizar los doctorados de calidad de las 58 instituciones elegidas, la UNAM ofrece 38 programas reconocidos por su buena calidad, es decir, 10.86 por ciento del total. Sigue la UAM con 22 y el IPN con 20. Mientras entre las 15 universidades privadas apenas suman 23 doctorados considerados de calidad por el Conacyt. En este rubro sólo destaca el ITESM, con siete doctorados de calidad.
Veamos el discurso oficial actual... podemos regresar a revisar los periódicos de 1900:
El titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Alonso Lujambio Irazábal, reconoció que falta mucho por hacer en la consolidación de la plataforma científica y tecnológica de México. Afirmó que es necesario “redoblar esfuerzos para ampliar y fortalecer la formación de científicos” ya que, a diferencia de países desarrollados, donde hay 7 mil por cada millón de habitantes, en el país el promedio es de 310. Jeffrey Clovis, director de Global sales support group de Thomson Reuters, afirmó ante decenas de académicos, investigadores y estudiantes reunidos en el auditorio Arturo Rosenblueth del Cinvestav, que el número de citas científicas de investigadores mexicanos ha crecido de 10 mil a 120 mil entre 1981 y 2008, con lo que también se incrementó el impacto de nuevos conocimientos generados en México.
Sin embargo, el discurso no parece tener sustento en los datos disponibles:
Aunque el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, ha asegurado que el gobierno federal apoya la inversión en ciencia y tecnología, en la práctica esto es mentira, señaló René Drucker Colin, director general de Divulgación de la Ciencia de la UNAM. Luego de recibir el premio Thomson Reuters. El investigador emérito de la máxima casa de estudios comentó que a Lujambio le fallan las matemáticas, porque en México no hay 30 mil científicos reconocidos en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), como afirmó en un discurso, sino 15 mil. “En el SNI hay 15 mil 500 investigadores reconocidos. Puede ser que haya 30 mil si consideramos a los que trabajan en el área científica como académicos o técnicos, pero científicos reconocidos hay 15 mil”, puntualizó Drucker. Incluso criticó que el secretario de Educación hable de que hay mayor calidad educativa y avances en la ciencia cuando se invierte menos de 0.33% del Producto Interno Bruto (PIB) en esta actividad. René Drucker Colín dijo que mientras en México hay como 330 investigadores por cada millón de habitantes, en Suecia hay siete mil por cada millón, es decir, “una diferencia abismal con los países desarrollados”.
El rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro Robles, aseguró que América Latina apenas destina a investigación 2.2 por ciento de la inversión global, lo que la deja muy por debajo de los promedios mundiales. Narro indicó que la inversión mundial en investigación la encabezan Estados Unidos y Canadá, con 37 por ciento, seguidos de Europa, con 32 por ciento, y Asia, con 26.5
¿Qué piensan los jóvenes con talentos en ciencia y tecnología? Escapar y trabajar en otro país en donde si interesa el tema y se ofrecen mejores condiciones de trabajo y salario:
Para Gregorio Alanís Lobato, ingeniero en Sistemas Computacionales egresado de la Escuela Superior de Cómputo del Instituto Politécnico Nacional (IPN), es necesario pasar del discurso a las acciones en materia de incentivos, preparación y formación de profesionales. "Los mexicanos tenemos capacidad para integrarnos bien a otras culturas y aptitudes para destacar, pero hace falta coordinación entre las instituciones educativas y la industria, hace falta que los rectores de las escuelas pidan a las empresas apoyos para tener más tecnología, como laboratorios de primer nivel", argumentó. En su opinión, "los planes de estudio se tienen que mejorar con una visión de futuro; algo se hace mal cuando hay muchos graduados en ingenierías, como la computacional, pero con un bajo nivel, no saben expresarse y comunicar sus ideas, se puede ser muy bueno en matemáticas o física pero si no se sabe explicar no funciona igual". Dijo que estudiar una maestría en la Universidad de Ciencia y Tecnología del Rey Abdullah (KAUST, por sus siglas en inglés) es una oportunidad para alcanzar su objetivo de dedicarse a la investigación, y que por el momento no está en sus planes regresar a México, ya que los apoyos son mucho más altos en el extranjero.
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