Los medios requieren de aumentar las páginas dedicadas a los orbituarios, cada día se suma la cantidad de muertos y desaparecidos producto de la guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado. Y a diferencia de la película de Los intocables no parece que se pueda resolver el problema pronto. Después de ya 50 años de privilegiar el pago de intereses a los bancos internacionales, de apostar por importar conocimiento en lugar de crearlo, de sostener viejos privilegios en lugar de impulsar a la juventud mexicana, el viejo partido dice que ahora si, que ahora si en serio está preocupado por el futuro:
Ante el auge de adolescentes y jóvenes en actividades del narcotráfico, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la Cámara de Diputados, aseguró que se evalúa y vigila la eficacia de las políticas, programas y acciones del Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve). El grupo parlamentario del PRI informó que tiene en revisión el quehacer del Imjuve, por el creciente sicariato en edades tempranas, “es la muestra del fracaso federal en materia de seguridad pública”.
El problema del narcotráfico en el gobierno federal se remonta a los años 30 del siglo XX:
Desde Ignacia Jasso, alias La Nacha, fundadora del Cártel de Juárez, hasta Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, presunto líder del cártel de Sinaloa, la industria del narcotráfico ha permanecido como uno de los negocios ilícitos más redituables de los últimos 90 años, gracias a los códigos familiares que se han conservado de generación en generación. El investigador y escritor Francisco Cruz Jiménez cuenta que los orígenes del narcotráfico en México se remontan al siglo XIX, pero que proliferó de manera organizada en los años 20. Cruz considera que el problema del crimen organizado es un mal social que ha logrado sobrevivir durante décadas gracias a la desinformación y a la falta de planeación estratégica de los gobiernos. Luego de consultar expedientes y diarios de circulación nacional y regional, Cruz pudo documentar en sus investigaciones los orígenes y el desarrollo del marcotráfico en México. Esas especulaciones originaron que Abelardo L. Rodríguez, presidente de la República de 1932 a 1934, aprendiera del negocio de las drogas, al ver cómo el coronel Esteban Cantú Jiménez pagaba a sus tropas con las ganancias del opio, negociaba, compraba fidelidades y realizaba acuerdos con los chinos para controlar el negocio de la marihuana, el opio, la prostitución, el alcohol y las casas de juego, negocios que llevó a la práctica Abelardo L. Rodríguez, sobretodo después de la huída de Esteban Cantú. “Es un problema viejo que penetró al gobierno desde los años 30”, asegura Cruz, quien considera que Abelardo L. Rodríguez fue el primer presidente narco.
Mientras tanto, los cadáveres serán utilizados para la formación médica:
El Tribunal Superior de Justicia (TSJ), la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) y la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) firmaron un convenio de colaboración para la entrega y utilización, con fines académicos, de cadáveres de personas desconocidas a la Escuela Médico Militar.
La UNAM busca encontrar soluciones:
Ante el difícil y grave clima de inseguridad que vive el país, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) realizará un congreso donde especialistas de varios países analizarán la situación actual y propondrán soluciones para este fenómeno, informó el abogado general de la institución, Luis Raúl González Pérez. Estas actividades se enmarcan dentro de la tarea de la UNAM de aportar propuestas y posibles soluciones a los problemas que enfrenta el país, aseguró el funcionario universitario. Informó que las conclusiones de la Conferencia Internacional sobre Seguridad y Justicia en Democracia se recopilarán en un escrito que el rector de la Universidad, José Narro Robles, presentará a los tres poderes de la Unión para coadyuvar en la atención al tema de la inseguridad.
A pesar de la complejidad del problema, las soluciones generales son simples: invertir en educación y más educación, mejorar la infraestructura de las ciudades mexicanas. Todo lo demás son simplemente palabras... las mismas que hace 50 años.
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