Desde hace unas décadas se ha discutido mucho sobre la calidad educativa, queda claro que no es posible hablar de calidad educativa sin equidad. La equidad es un componente esencial de la calidad educativa. Sin embargo, en los 200 años de existencia de los Estados Unidos Mexicanos, la educación continua siendo "basicamente excluyente". En nuestro sistema, muchos no tienen nada:
Uno de los grandes problemas de las naciones es la persistencia de “sistemas educativos básicamente excluyentes”, como es el caso de México, donde casi la mitad de los alumnos en edad de cursar el nivel básico y bachillerato están fuera del sistema. De continuar dicha tendencia, “tomaría casi un siglo eliminar el rezago en el sector”, advirtió la directora de la oficina regional en México de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), Karen Kovacs. Durante la presentación del sexto Informe sobre derechos humanos en materia educativa, Kovacs recordó que en el país hay 6 millones de analfabetas, 12 millones que no han terminado la primaria y 17 millones sin concluir la secundaria. “Son más los que están fuera que dentro del sistema”.
Pocos tienen más:
La posibilidad de que un niño tenga una educación de calidad, en un horario ampliado, donde la escuela le dé alimentación y una formación integral —con acceso a clases de danza, pintura, deportes e idiomas, además de introducirlo en el arte taurino—, más allá del programa regular de español, matemáticas y ciencias, se ha convertido en una educación exclusiva para casi 174 mil estudiantes del nivel básico en el país. Syomara, Carlos, Juan Antonio Camacho, El Callao, o Juan de Dios Aldair, quien fue identificado por el equipo italiano de futbol Milán como uno de los talentos en ese deporte, son sólo algunos de los niños de las 816 escuelas que tienen un esquema de tiempo completo. Su formación en preescolar, primaria y secundaria es diferente a la que reciben casi 25 millones de estudiantes que toman clases bajo árboles, tinglados, chozas, planteles improvisados o escuelas sin las condiciones para ofrecer un horario extenso, y que carecen de profesores capacitados para dar este tipo de educación que impulsan la SEP y gobiernos de 26 estados de la República.
Demasiado pocos, mucho más:
Concebido como un proyecto de “elite” o de “estudiantes de alto rendimiento”, el gobierno de Aguascalientes creó cinco escuelas públicas, a las que asisten 2 mil niños, quienes además de cursar el sistema oficial toman clases de chino, futbol o aprenden el arte del toreo. En contraste, los casi 247 mil niños restantes del estado (99.1 por ciento) carecen de acceso a la educación de “excelencia”. La autoridad estatal invirtió 30 millones de pesos en dichos planteles, lo que contrasta con los 500 mil pesos que en promedio destina por escuela el gobierno federal para rehabilitar los espacios escolares, o los 150 mil pesos que cuestan en promedio las escuelas rurales a las que acuden los niños más pobres del país. Para la investigadora Guadalupe Ruiz, del Departamento de Educación de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, lo ideal sería que todas las escuelas públicas contaran con las condiciones óptimas tanto de infraestructura como de calidad, como se pretende en estos espacios escolares.
Nuestro sistema educativo se basa en un discurso democrático, pero la realidad concreta apuesta por la aristocracia.
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