En tanto, el gobierno federal presenta al mundo un discurso a favor de la educación sobre sexualidad en la educación básica... prohibe un libro sobre el tema editado por el gobierno del Distrito Federal:
El libro sobre sexualidad que editó el Gobierno del Distrito Federal no podrá ser distribuido en las aulas ni tampoco utilizado como material de apoyo porque carece de la aprobación de la Secretaría de Educación Pública, informó Antonio Ávila, director general de Operaciones de Servicios Educativos de la SEP. Al referir que la Ley General de Educación explica que las entidades pueden proponer a la dependencia federal los materiales, es ésta la que determina su pertinencia. En conferencia de prensa, expuso que las autoridades capitalinas podrán repartir el libro, incluso en “las aceras, en las bocas del Metro, en los parques, eso nadie lo va a impedir”, pero no podrá ser utilizado como parte de la enseñanza hasta que el Comité de Evaluación de la subsecretaría de Educación Básica —integrada por expertos en la materia— emita un dictamen.
La distribución del libro sobre sexualidad elaborado por el Gobierno del Distrito Federal (GDF) en escuelas públicas de educación básica y bachillerato federales no sólo está “prohibida”, sino que cualquier docente o directivo que utilice su contenido como material de apoyo podrá ser sancionado con una “nota administrativa” donde se indicará que “está haciendo uso de un material no aprobado, y eso va a su expediente”, advirtió Antonio Avila Díaz, director general de Operación del Servicio Educativo en el Distrito Federal de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Al referirse a la prohibición de la Secretaría de Educación Pública (SEP) a la administración del Distrito Federal para distribuir el libro de educación sexual y salud reproductiva en los planteles de ese sistema federal, la ex comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Mary Robinson, apremió al gobierno de México y a todos los gobiernos “reticentes” –que creen que esta información “socavará la moralidad”– a reconocer que los jóvenes cada día están en un mayor riesgo y, por tanto, deben acceder al conocimiento que les permita conocer su cuerpo y cómo protegerlo. Robinson afirma que cuando se habla de la protección de la vida y de dar voz a los jóvenes, el aprendizaje de estas temáticas siempre será positivo y es necesario educar para poder formar ciudadanos y lograr su “empoderamiento”.
El presidente de la Comisión de Educación de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), Salvador Martínez della Rocca, calificó de grave la actitud de la Secretaría de Educación Pública (SEP) al emitir juicios en torno al libro sobre sexualidad sin conocerlo, y anticipar su rechazo, pues “nos remite a una época oscurantista”. La educación sexual debería iniciar desde el preescolar, a decir del legislador, quien consideró que no se puede coartar a los jóvenes de la ciudad a acceder a información adecuada a su edad, con una explicación científica sobre las diferentes problemáticas que enfrentan con su cuerpo y su sexualidad como lo pretende la dependencia federal.
El secretario de Educación, Áxel Didriksson, calificó de prematura y burocrática la decisión de la Secretaría de Educación Pública (SEP) de no permitir la distribución del libro sobre sexualidad en escuelas secundarias a los alumnos de tercer grado.
Los niños y niñas piensan diferente al gobierno federal:
Hace dos años, la organización Ririki de México, con el apoyo de la Red por los Derechos de la Infancia, emprendió un proyecto para dar talleres a 27 niños del Distrito Federal y Sinaloa –en aquel entonces tenían 10 y 12 años– sobre sexualidad, con el propósito de que se convirtieran en promotores. Hoy ya conocen sus derechos sexuales, como que “nadie puede obligarnos a nada que no queramos hacer”, el uso de los métodos anticonceptivos y las ITS. A partir de ese taller, los niños crearon cinco juegos para dar información de manera lúdica sobre el tema.
Contrario al discurso conservador, todos refieren que a pesar de contar con información, “aún no queremos iniciar una vida sexual”.
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