Hace 40 años se elaboró una gran teoría de la conspiración y de los riesgos que la temible URSS tomara por asalto a México... bueno la URSS es ya una página en la historia, la gran revolución comunista nunca cuajó fuera de los panfletos... y los jóvenes mexicanos fueron carne de bazuka. 40 años después nos enteramos que expresidentes mexicanos eran empleados de la CIA!! Tanto discurso nacionalista... la realidad es más anodina:
Primero de agosto: hace 40 años, miles de personas se preparaban para marchar de la rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) al Zócalo, en protesta por la violación a la autonomía de la casa de estudios y la violencia gubernamental ejercida contra alumnos de esa institución y del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Esa era la ruta inicial, pero finalmente, ante la posibilidad de una represión militar, el punto de retorno a la universidad fue el cruce de Insurgentes y Félix Cuevas. Al mismo tiempo, en Guadalajara, Jalisco, el presidente Gustavo Díaz Ordaz declaraba: “Una mano está tendida (…) los mexicanos dirán si esa mano se queda en el aire o bien (…) se ve acompañada por millones de manos que, entre todos, quieran restablecer la paz y la tranquilidad de las conciencias (…) estoy entre los mexicanos a quienes más les haya herido y lacerado la pérdida transitoria de la tranquilidad en la capital de nuestro país por algaradas en el fondo sin importancia” (El Día 2/VIII/68). Pero la realidad contradecía el discurso presidencial: el conflicto estudiantil crecía y la Secretaría de la Defensa Nacional desplegó a miles de efectivos armados y vehículos artillados en la capital para evitar que los manifestantes llegaran al Zócalo. Para ello convirtió, según testimonios y documentos, en cuarteles momentáneos el Palacio Nacional y los sótanos de la Plaza México.
La construcción del guión paranoico de la teoría de la conjura, elaborado la última semana de julio por autoridades gubernamentales, cuya existencia ha sido corroborada por investigaciones recientes basadas en la apertura de documentos oficiales, no contó con una pieza del rompecabezas a la que faltó ajustarse, en los días posteriores, a los esquemas previsibles del comportamiento “políticamente correcto” de la clase política y su alineamiento previsible al Estado. Lo anterior se refiere a la actuación del rector Javier Barros Sierra, quien a las pocas horas del atentado en San Ildefonso izó a media asta la bandera en Ciudad Universitaria, pronunció su famoso discurso sobre la violación a la autonomía y encabezó la primera marcha organizada de universitarios y politécnicos que posibilitó el surgimiento del Consejo Nacional de Huelga como interlocutor único del gobierno.
El 4 de agosto de 1968, el Partido Comunista Mexicano, mediante un desplegado publicado en el periódico El Día, rechazó las acusaciones gubernamentales de ser el causante del conflicto estudiantil, y explicó “que siendo un partido de oposición al régimen, que lucha por una sociedad socialista, jamás ha incitado a nadie a utilizar medios anárquicos”. Asimismo denunció que “la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (era la responsable) de difundir documentos apócrifos, como el titulado ‘¡La juventud al poder!’”, que se distribuía con la supuesta autoría de la Juventud Comunista. Esa fue la primera ocasión en que se puso en evidencia la participación de la agencia de espionaje estadunidense en los sucesos de 1968. Años después se descubriría por documentos desclasificados del gobierno estadunidense y el libro Our man in México: Winston Scott and the hiddson history, de Jefferson Morley, que Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría, así como otros funcionarios, por ejemplo Fernando Gutiérrez Barrios, fueron cooptados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por su siglas en inglés) desde 1966, durante la llamada Operación Litempo.
40 años después los expresidentes y otros funcionarios, ahora sabemos exempleados de la CIA, no rescataron al país, no hubo desarrollo económico, tampoco desarrollo social o cultural, pues los problemas actuales son exactamente los mismos:
Ante la persistencia de un discurso “racional, pragmatista y hasta abiertamente comercial” en el campo formativo, se debe reafirmar a la educación como un derecho humano fundamental y un bien público social garantizado por el Estado, afirmó el rector de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), José Lema Labadie, quien destacó que en México y América Latina, el tema “aún es una asignatura pendiente”. Destacó que la educación superior en México es afectada por procesos sociales, así como por la transición demográfica, económica, política, social, cultural y jurídica, al generar “dinámicas que impactan en el sistema educativo, lo presionen y exijan de él su reforma y modernización”. Sin embargo, reconoció que el país ha visto multiplicar y redistribuir territorialmente a una población “cargada de jóvenes que no cuenta con los satisfactores suficientes para su crecimiento y que no tiene acceso a la educación”. La educación superior mexicana, indicó, aun cuando ha contribuido de manera sobresaliente al proceso general de avance del país, “requiere afrontar con renovadas visiones y estrategias el presente y el futuro”, pues afirmó que ante evidentes contextos sociales “marcados por la desigualdad y la falta de oportunidades, que se reproducen en la esfera del conocimiento, la educación tiene que reafirmarse como derecho humano fundamental y bien público social garantizado por el Estado”.
José Luis, egresado del Colegio de Bachilleres número 9, es uno de jóvenes no aceptados que, por primera ocasión, se suma al movimiento de aspirantes excluidos, luego de presentar en siete ocasiones el examen de selección para ingresar a la carrera de ciencias de la comunicación. Señaló que “mi única alternativa para seguir con los estudios es una universidad pública, y aunque me lleve muchos años, voy a ingresar a la UNAM porque estoy decidido a cumplir esa meta”. Egresados de los Centros de Estudios Tecnológicos Industrial y de Servicios (Cetis) aseguraron que “muchos de los que no logramos ingresar a la UNAM venimos de bachilleres o de instituciones de educación media superior que no son de buena calidad, y ahora pretenden que nosotros asumamos el costo de no salir lo mejor preparados, cuando son las autoridades educativas las que deberían velar porque todas las escuelas de bachillerato fueran buenas, pero en los hechos no es así”.
A pesar de que el Instituto Politécnico Nacional (IPN) ha buscado la forma de incrementar la matrícula en educación media superior y superior, Enrique Villa Rivera, director de esta casa de estudios, señaló que hay límites físicos, porque aceptar más estudiantes pone en riesgo la calidad educativa. Declaró que el IPN hizo un esfuerzo por aumentar lugares, por lo que el 9 de agosto realizarán un Examen Complementario de Admisión al Nivel Superior 2008-2009 para dar lugar a cinco mil aspirantes que fueron rechazados en la pasada prueba.
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