Después de un considerable tiempo se promulga la ley que pretende fomentar la lectura en México:
Al promulgar la Ley de Fomento a la Lectura y al Libro —casi dos años después de ser vetado uno de sus artículos por el ex presidente Vicente Fox—, el poder ejecutivo federal planteó que para dar acceso a la lectura a toda la población, las viviendas populares que otorga el gobierno serán dotadas de 15 o 20 libros básicos. Dijo que podrían incluirse lecturas como un diccionario, guías de salud y alimentación, de historia de México, un atlas geográfico, la Constitución y “cosas elementales” y “fáciles de leer” como cuentos infantiles, literatura mexicana y un cancionero de música.
El precio del libro no es el único factor:
Que los mexicanos lean no depende de una ley o de un precio único para los libros, sino de un hábito creado desde temprana edad, asegura el economista Ernesto Piedras. “No es que no leamos por cuestiones de precios. Es un tema más bien educativo y formativo. Si el precio del libro mañana fuera de cero, si éstos se regalaran, la gente no leería mucho más. Leeríamos más los que lo hacemos hoy en día, pero el precio no determina el número y la frecuencia de los lectores”, dice el autor del estudio ¿Cuánto vale la cultura? (Conaculta).
Los datos nos muestran el poco interés de México sobre la lectura:
Los datos más recientes citados por la funcionaria indican que 30 por ciento de los mexicanos no han visitado una biblioteca en toda su vida y 40 por ciento nunca han entrado a una librería; uno de cada ocho mexicanos no ha leído un libro en su vida y 30 por ciento no lo hicieron en el año anterior.
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