La Ciudad de México vive permanentemente en riesgo de contaminación ambiental, a pesar de ello, sus habitantes prefieren usar el automóvil sin importar el costo. El gobierno del D.F. busca que los conflictos viales ocasionados por llegar a las escuelas, todos al mismo lugar, al mismo tiempo, se resuelvan utilizando el transporte escolar:
La directora general de la Red de Transporte de Pasajeros (RTP), Ariadna Montiel, aseguró que la adquisición de las 100 unidades que serán implementadas para transporte escolar no afectarán la economía del organismo, ya que planean que sea un programa autosustentable. Explicó que esas unidades no serán compradas por el gobierno del DF sino que se rentarán y el arrendamiento se solventará con el pago que las escuelas harán por el servicio.
Pero, no resultará nada fácil, especialmente porque todos los que vivimos en la ciudad de México nos sentimos especiales, únicos, por tanto las soluciones colectivas no nos interesan:
La principal complicación que enfrentará el GDF para poner en marcha el programa de transporte escolar obligatorio será la disparidad en los niveles socioeconómicos de los padres de familia. Por ejemplo, los niños que acuden a los colegios acompañados de escoltas, por medidas de seguridad, no podrán apegarse al programa; en tanto, aquellos cuyos ingresos sean limitados y apenas alcancen para cubrir la colegiatura no podrán pagar la cuota extra por el servicio de transporte. Al menos eso es lo que demuestra la aplicación de un programa similar en Naucalpan, Estado de México.
Cosas de la vida, parece que en el siglo XXI es la bicicleta el transporte más rápido para la Ciudad de México:
En la ciudad de México existen varias formas de transportarse, pero la pregunta que salta es cuál es la más rápida. La organización Bicitekas y el Instituto de Políticas de Desarrollo y Transporte (ITDP) también no sólo se lo preguntaron, sino que buscaron responderlo. Organizaron un ejercicio muy particular, en donde el medio de transporte aparentemente más rápido, el automóvil, no resultó ganador y uno de los más atacados, el transporte público, mostró mayor eficiencia de la esperada.
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