La pobreza uno de los fenómenos que explican el rezago en la calidad educativa en México:
La Secretaría de Educación Pública (SEP) consideró que la principal causa del rezago en la calidad de la enseñanza en el país es la pobreza, sobre todo la alimentaria, la cual afecta directamente el desarrollo intelectual y educativo de los niños. El coordinador de asesores de la Unidad de Planeación y Evaluación de Políticas Educativas, Pedro José Zepeda, aseguró que los niños que no tienen una ingesta diaria necesaria de nutrientes (2 mil kilocalorías o 79 proteínas) “sufren ajustes en su metabolismo y en su estructura física que generan repercusiones en su aprendizaje”. Señaló que “no estudia bien el niño que está enfermo y el que tiene problemas alimentarios y de nutrición”, pues esto impide su desarrollo en la materia. Zepeda indicó que en el país existe “el mapa de la exclusión” en el que en primer lugar en pobreza lo ocupa el sureste mexicano: Oaxaca, Chiapas y Guerrero; así como ciertos lugares de la sierra poblana y la zona montañosa de Veracruz. En un segundo plano, planteó, están la sierra tarahumara, que abarca Chihuahua, Zacatecas y Durango; mientras un tercer sitio de pobreza extrema lo ocupan los cinturones de miseria de las grandes ciudades.
La pobreza genera más pobreza al obligar a los niños y niñas a trabajar en edades tempranas:
La pobreza y la baja asistencia escolar van de la mano del trabajo infantil en México, como es visible en las calles y cruceros de las ciudades del país. De los más de dos millones de niños, niñas y adolescentes trabajadores de entre 12 y 17 años de edad, un millón 457 mil 349 no asisten a la escuela, según el informe sobre la Explotación Laboral de las Niñas, Niños y Adolescentes en México, realizado por Thais Desarrollo Social. En el marco del Día Mundial Contra el Trabajo Infantil, que se celebra hoy, este informe señala que en 2004 más de un millón de adolescentes realizaba trabajo doméstico excluyente, que obstaculiza su desarrollo escolar; las más afectadas son las mujeres. En ese mismo año, del total de adolescentes que trabajaron, 5.8% lo hizo en servicios domésticos en hogares de terceros. Se han desagregado los datos, cualitativos y cuantitativos, para desterrar el mito de que el trabajo infantil resuelve problemas de pobreza, pues las y los niños trabajadores “entran al círculo de la privación”.
Con base en la información obtenida en el Módulo de medición del trabajo infantil, efectuado como parte de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) dio a conocer que en México, dos de cada 100 niños entre cinco y nueve años ya trabajan por necesidad económica, y en el rango de 11 a 13, la proporción es de 10.
Según la dependencia, las estadísticas sobre la incidencia de este fenómeno indican que incluso, de cada 100 entre entre 14 y 17 años, 28 también se ven obligados a trabajar.
Como un espejo, los vecinos del norte intentan cerrar la brecha entre pobres y ricos:
En Estados Unidos, los latinos y los mexicanos podrían tener acceso a una mejor educación mediante el programa “No Child Left Behind” (NCLB, Ningún Niño Debe Quedar Atrás), con el cual el Departamento de Educación de la Unión Americana busca “cerrar la brecha educativa entre ricos y pobres”, afirmó la secretaria de Educación de Bush, Margaret Spellings. “Por primera vez en la historia de Estados Unidos le estamos poniendo mucha atención a las necesidades de los estudiantes pobres y de aquellos cuya lengua materna no es el inglés”, aseguró. Spellings, quien realizó una visita oficial a México, expresó que tanto en el Congreso como entre la sociedad estadunidenses hay apoyo para “hacer las cosas que están en el corazón del programa Ningún Niño Debe Quedar Atrás, y eso implica una enseñanza de calidad para cualquier alumno, sin importar si es pobre o pertenece a una minoría o si habla chino o español”.
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