Después de décadas de conflictos en Oaxaca, se afirma que se ha acabado con el problema:
En media hora, en un acto para la foto y la firma, se desactivó, por el momento, el largo conflicto entre la dirección nacional y la sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Sin embargo, falta camino por andar. El congreso de la sección 22, para renovar su comité seccional que hace tiempo cumplió su periodo estatutario, se fijó para los días 25 y 26 de septiembre. De aquí a entonces, los oaxaqueños realizarán “un intenso trabajo organizativo”, en todos y cada uno de los 13 mil 500 centros laborales de la entidad, según define Ezequiel Rosales, secretario general en funciones. Hace apenas unos meses, Elba Esther Gordillo sostenía que había llegado la hora de expulsar a la sección 22 del sindicato de maestros, puesto que era imposible lograr un acuerdo con su dirigencia y dado que sus acciones sólo servían para ensuciar la imagen del magisterio. Pero, queda pendiente la liberación de las escuelas que se encuentran en poder de la disidente Sección 59, de padres de familias y de autoridades municipales priistas, además, de la cancelación de las órdenes de aprehensión y la libertad de los simpatizantes del movimiento magisterial-popular.
En días pasados, había arreciado el movimiento social:
El Poder Judicial de la Federación ordenó la suspensión de labores en juzgados y tribunales de Oaxaca, ya que no existen las condiciones mínimas de seguridad para su funcionamiento, debido a los bloqueos a sus instalaciones por parte de maestros que militan en la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca y que pertenecen a la sección 22 del Sindicato de Trabajadores de la Educación. Por ello, solicitó la intervención de la PGR para que inicie una averiguación previa por estos sucesos. Y es que cuatro juzgados de distrito y tribunales de circuito dejaron de impartir justicia, porque un centenar de personas bloqueó el acceso al edificio sede del PJF que aloja dichos órganos jurisdiccionales.
Se realiza una gran marcha:
Miles de personas participaron este sábado en la marcha convocada por la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) para conmemorar el segundo aniversario del frustrado desalojo, por parte de la policía estatal, del plantón magisterial instalado en el zócalo de esta ciudad, lo que dio origen al conflicto político y social más grave en la historia del estado. La marcha salió alrededor de las 9:30 horas sobre la carretera internacional Cristóbal Colón, en el crucero de Trinidad de Viguera, y después de más de tres horas de caminata arribó al centro histórico de la capital. “¡Presos políticos libertad!, ¡14 de junio no se olvida, es de lucha combativa!, ¡hombro con hombro, codo con codo, la APPO, la APPO, la APPO somos todos!”, corearon a su paso.
El plantón magisterial que había cumplido 28 días, ubicado en el centro histórico de Oaxaca, culminó con un magisterio fracturado y lapidado por sus seguidores. El secretario de Organización de la sección 22, Ezequiel Rosales, tuvo que abandonar el último mitin luego de sufrir ataques, agresiones verbales y hasta golpes con objetos que le fueron arrojados por los integrantes de las barricadas. El líder gremial fue acusado de traidor por haber aceptado la convocatoria emitida por la líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther Gordillo, tras intervenir en el mitin final, donde anunció un receso en las movilizaciones gremiales, para dar pauta al proceso de renovación de su comité seccional.
El clamor y la rebeldía permean entre los de abajo, quienes este 14 de junio, con expresiones populares, recordaron que las causas que originaron la revuelta de 2006 están vigentes, como la herida que aún provoca la furia de un pueblo contra su gobierno. Es una herida que no cicatriza y que ayer se vio reflejada en expresiones callejeras multicolores. Desde aquellos que con el rostro cubierto detonaron un cohetón y levantaron barricadas, hasta ese ingenio de crear la imagen religiosa de la llamada Virgen de las Barricadas y el Santo Niño APPO. Son los nuevos códices del pueblo oaxaqueño, aquel que ya aprendió a convivir con la resistencia, con los bloqueos y las constantes manifestaciones.
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