Desde la perspectiva del Banco Mundial, las inversiones mejorarán el nivel de vida de los mexicanos:
La inyección millonaria en infraestructura que realiza México y una mejor calidad en la educación ayudarán a combatir la pobreza en el país, aseguró Axel van Trotsenburg.
El director del Banco Mundial para México y Colombia, agregó que ellos consideran que la educación de calidad es una pieza fundamental para que los jóvenes tengan oportunidades en el mercado laboral. “Nosotros hemos notado que en México 75% de la fuerza laboral tiene solamente educación primaria. Creo que el gran reto es cómo convertir esa composición a una nueva estructura”. Citó el caso de Corea, donde se produjo el cambio y la gran mayoría de la población tiene una educación terciaria.
Este optimismo financiero no toma en cuenta una serie de situaciones, creeencias, usos y costumbres que tenemos en nuestro país que francamente no son democráticas, ni respetan los derechos humanos, por ejemplo, en las "elecciones democráticas" que se realizan en el sindicato de maestros de la educación básica (pilar de la democracia según nuestros documentos oficiales):
El hotel Crowne Plaza de Acapulco, Guerrero, quedó blindado desde la mañana del jueves por centenares de profesores, algunos armados con palos, para impedir el acceso a los miembros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación (CETEG), que intentaron impedir la realización del congreso para relevar a la dirigencia de la sección 14 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), para el cual la dirigencia magisterial rentó habitaciones para mil 100 personas durante tres días, con alimentos incluidos. El cerco en torno al hotel cubrió calles aledañas al lugar. Grupos de maestros altos y fornidos, uniformados con playeras color naranja y café con vivos blancos, impidieron la entrada a “extraños”, es decir, sospechosos de ser miembros de la CETEG, a periodistas y hasta a turistas que tenían reservaciones para este fin de semana en el Crowne Plaza.
La vida y falta de atención a regiones y comunidades indígenas:
No es fácil hablar con alguien en la remotísima zona montañosa guerrerense: nueve de cada diez habitantes de este paupérrimo municipio de Cochoapa son indígenas que hablan mixteco. Y prácticamente siete de cada diez (69%) son monolingües, no hablan español, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI). El reportero y el fotógrafo somos extranjeros aquí: nos limitamos a escuchar el cantarín sonido de la lengua que usan los montañeses. Podríamos estar en China, en Japón, en India, en Rusia, en un país africano, da igual: no entendemos nada. Ni una palabra. Bueno, una que otra: aquellas castellanas que no tienen traducción al mixteco. Como “escuela” o “maestro”. Si fuera una nación, el municipio de Cochoapa, y de acuerdo con su índice de desarrollo humano (0.363), el cual mide en el mundo el Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ocuparía el penúltimo lugar del planeta. Sólo Sierra Leona lo superaría en pobreza y atraso social, y por apenas 27 décimas: el país africano tiene un índice de 0.336. Cochoapa estaría peor que varias de las naciones más pobres del mundo —además de Sierra Leona, Burkina Faso, Guinea Bissau, Níger, Malí, Mozambique— y que aquellos países que frecuentemente sufren terribles hambrunas, como Etiopía y Sudán.
La persistencia en la venta de personas:
Guadalupe fue vendida en dos ocasiones por su familia, por los usos y costumbres indígenas del pueblo de Santa María Asunción, Huautla de Jiménez, Oaxaca. En la primera ocasión el mejor postor pagó por la adolescente, de 17 años, 7 mil pesos y, en la segunda, tras haber sido forzada a regresar a su hogar porque el marido ya no la quería, sus padres la vendieron en 3 mil 500 pesos porque “ya estaba usada”. Estuvo casada durante seis años con el primer marido. Tuvo un hijo al que abandonó cuando fue regresada a su casa. Apenas habían transcurrido algunos días cuando fue “adquirida” por Manuel, pero éste se ha negado a liquidar la suma acordada con sus suegros alegando que la joven ya no era virgen. Los suegros protestaron y hace unos meses acudieron a “levantar una demanda” ante el delegado de la agencia municipal de la entidad para exigir la devolución de los 3 mil 500 pesos. Las autoridades no impidieron semejante acuerdo, por el contrario, obligaron a Manuel a pagar en corto tiempo la suma negociada para evitar la cárcel. Así se imparte la justicia en ese pueblo donde se habla como primera lengua el mazateco.
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